pienso en mi idioma, el español. pienso en todas las veces en que félix —español de alicante y tutor de mi tesis de maestría— me decía lo mucho que le gustaban ciertas palabras o expresiones que utilizaba. nos comunicamos con el mismo sistema de signos y sin embargo en españa —qué obvio— no usan la palabra desgrabar, usan transcribir, tampoco celular, usan móvil. dicen nada para responder a un gracias.
qué hermoso decir nada en lugar de de nada, lo quiero adoptar.
pienso en mi querida chilena belén fernández llanos (lean su librito triste, está en uruguay) y suenan en mi cabeza sus palabras: guagua, pololo, hueá, huevón, pacos, fome.
pienso en todas las veces que mi amiga la beba —instalada desde hace más de una década en europa, residente española, en pareja con un andaluz— vuelve a uruguay. pienso en cada uno de sus vale, sus de puta madre, en sus venga. nos escucho a nosotras, sus amigas infantiles y bobas, de fondo, riéndonos, imitándola.
pienso en lo mucho que me importa el español en mis elecciones culturales; sobre todo a la hora de decidir qué leer. pienso en que hubo un momento, el momento en que decidí que que quería leer más autores y autoras que escribieran el español; dejar —de una buena vez— las traducciones, sobre todo, de anagrama y un poco también de tusquets.
así aparecieron los primeros libros de mariana enriquez, iosi havillio, selva almada, fernanda garcía lao, samanta scwheblin. también de julián lópez y fabián casas.
vivo bajo la influencia de la cultura argentina. lo sé.
no soy una mujer de estadísticas, pero sólo para que me entiendan: en lo que va de este año leí 18 libros que se escribieron en español, siete son de escritores argentinos (y no puse fortuna de hernán díaz porque originalmente se escribió en inglés), tres son de autores mexicanos, tres de uruguayos, dos de españoles y dos de chilenos (acá sí incluí MANIAC porque benjamin labatut hizo su propia traducción 🤯) y uno de la ecuatoriana mónica ojeda.
batallo contra ese peso desproporcionado a favor de lo argentino. me cuesta, pero lo intento. ¿qué les pasa a ustedes con sus elecciones culturales? ¿tienen rumbos? les leo encantada.
bienvenido, bienvenida.
yo soy pía y esto es arbitraria.
voy armada hasta los dientes.
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esta edición de arbitraria tendrá banda de sonido. para eso invité a iara lópez, mi curadora musical radial favorita. iara es columnista de oír con los ojos y siempre elige unas canciones exquisitas. pueden seguir sus aventuras en x y también conocer cuáles son sus películas favoritas y tanto más en su cuenta de letterbox.
destrucción mutua asegurada de la banda española tulsa es su primera elección para hoy. te dejo con iara y su explicación.
Tal vez sea por la tapa del disco, del que esta es su segunda canción, o por su imagen en conciertos, o directamente por lo que cuenta, Destrucción mutua asegurada se me viene a la cabeza envuelta en rojo, con los labios pintados de rojo, con los ojos rojos y con la mano en el bolsillo que guarda un botón rojo, dispuesto a explotar si se pone en marcha el protocolo nuclear.
I
teníamos 17, tal vez 18. era sábado. éramos un grupo de amigas que desafiaba el tedio de los fines de semana de invierno a puras películas y coca cola. seguramente habíamos ido a blockbuster. no sé cómo elegimos la película que elegimos, pero sí sé que esas imágenes, esos colores, esos conflictos y esas palabras, esas mujeres se quedaron conmigo para siempre.
todo sobre mi madre fue la primera película de pedro almodóvar que vi, después vinieron muchas otras, varias de ellas fabulosas y conmovedoras. sin embargo, en mi primer puesto aún se mantiene todo sobre mi madre. ¿qué sigue? dolor y gloria y después hable con ella.
el año pasado llegó a las librerías el último sueño, un libro de cuatro relatos que se parece bastante a sus memorias. en la introducción almodóvar lo define así: “es lo más parecido a una autobiografía fragmentada, incompleta y un poco críptica. con todo, creo que el lector acabará obteniendo la máxima información de mí como cineasta, como fabulador (como escritor), y del modo en que mi vida hace que una cosa y las otras se mezclen”.
También en “Demasiados cambios de género” hablo de uno de los elementos clave en Todo sobre mi madre: el eclecticismo, la mezcla no solo de géneros, sino de obras que me marcaron: además del monólogo de Cocteau, lo hicieron Un tranvía llamado Deseo, de Tennessee Williams (El Deseo es el nombre de mi productora), y Opening Night, la película de John Cassavetes. Todo lo que ha caído en mis manos o pasado ante mis ojos me lo he apropiado y lo he mezclado como algo mío, sin llegar a los límites del León de “Demasiados cambios de género”. Como cineasta nazco en plena explosión de lo posmoderno: las ideas vienen de cualquier lugar; todos los estilos y épocas conviven, no hay prejuicios de género ni guetos; tampoco existía el mercado, solo las ganas de vivir y hacer cosas. Era el caldo de cultivo ideal para alguien que, como yo, quería comerse el mundo.
cuando en 2019 a pedro almodóvar le dieron el león de oro en el festival de venecia la responsable de rendirle homenaje fue lucrecia martel. el discurso es una maravilla. vale cada minuto, martel se emociona varias veces, nosotros nos emocionamos con ella; almodóvar escucha inmóvil desde la platea, los ojos a punto de explotar.
viene a cuento de esta edición de arbitraria lo siguiente: “para varias generaciones de directores latinoamericanos su cine fue una reconciliación con el castellano. sus diálogos nos iluminaron el lenguaje de nuestras propias familias”.
II
pienso en la necesidad que tuvimos, al regresar de unas preciosas vacaciones en méxico, de ver, escuchar y leer todo lo que nos permitiera perdurar el hechizo y la felicidad de nuestro viaje por oaxaca y la capital.
lo primero que vimos al volver a casa fue rotting in the sun, la delirante realización de sebastián silva que nos llevó de regreso a la hermosa plaza río de janeiro y nos hizo descostillar de la risa. si tenés mubi, allí está. no es para todos los paladares, pero si estás para tomar riesgos no lo dudes.
recuerdo que en enero, ciudad de méxico estaba tapizada con afiches de tótem, la película de lila avilés. por esos días la realización era la preseleccionada para representar al país en los premios oscar. no tuvo suerte, pero la película es mucho más que una nominación a un galardón.
tuve la suerte de ver tótem en el festival de cinemateca del año pasado, salí con el corazón en la mano y al mismo tiempo fascinada por un retrato precioso y delicado de una tragedia. sol tiene siete años. está en la casa de sus abuelos. esa noche habrá fiesta: le celebran el cumpleaños a sus papá. nosotros, los que vemos desde afuera, sabemos que hay algo con su papá que no está bien.
tótem está en netflix.
No sé si será una pequeña trampa incluir un cover de Nick Drake traducido como Cielo del Norte, cantado por J, para llenar la tarde de domingo de preguntas: ¿me querrás por mi dinero?, ¿me querrás por lo que sé?, ¿me querrás todo el invierno?, ¿me querrás cuando no esté?. Espero que no. Si les gusta pueden escuchar otras interpretaciones, como esta de Nacho Vegas y esta de La Foca.
III
cada vez que rafa rey publica una foto de un libro en x o en instagram y pone “lean a” yo tomo nota. tenemos gustos parecidos y rafa siempre, siempre, siempre viene del futuro a la hora de hablar de literatura escrita en español.
un día le pregunté cómo hacía para conseguir los libros antes que nadie. “tengo familia en españa”, me contestó. se develó el misterio.
a rafa lo leen en la newsletter de entrevistas ajeno al tiempo, en varios medios de comunicación y lo siguen en x. ¿sus temas? literatura, música, política nacional e internacional y CNF.
lo que siguen son sus reflexiones y sus elecciones literarias.
Creo que leo más literatura escrita en español que textos traducidos porque estoy muy atento a lo que pasa en América Latina en términos políticos y sociales y me interesa mucho ver cómo la literatura lo está abordando. Hay ahí una literatura que leo con avidez: la que trata sobre las realidades políticas y sociales, la historia reciente y sus implicancias en el presente, las rupturas y continuidades de ese pasado con la vida de la gente en este siglo XXI tan interesado en reescribir la Historia, con mayúscula.
Entonces, mi interés hoy está más enfocado allí que en cuestiones como la estructura del texto, o en tal o cual técnica narrativa, que obviamente me importan y celebro cuando buscan salirse de lugares comunes y repetidos en la literatura actual.
Pienso en Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, en Las tierras arrasadas, de Emiliano Monge o en La cuadra, de Gilmer Mesa, por citar algunas novelas donde hay un tema que a priori me interesa, pero donde además hay un laburo con la manera de narrar, con la estructura, que hacen la lectura todavía más disfrutable.
Y aquí surge otro interés, que es el de detectar las distintas maneras de expresarnos que tenemos en nuestros países. Y ahí sí me interesa mucho la lectura escrita en español, más allá de los temas que aborda, porque es ahí donde el idioma me permite descubrir los matices, la música particular que cada país lleva consigo para hablar el mismo idioma.
Otro libro es Tarántula, de Eduardo Halfon, el escritor judío y guatemalteco que desde hace varios años y varios libros viene construyendo una obra de las más interesantes y originales que se están escribiendo en español. El caso de Halfon es curioso, porque de niño se fue a vivir a EEUU y si bien escribe en español, prefiere las lecturas en inglés y, como él mismo dice, piensa en inglés (creo que uno aprehende una lengua cuando empieza a pensar en esa lengua, cuando su estructura de pensamiento es copada por la historia de una manera de hablar) e incluso, como afirmó alguna vez, “a veces sé lo que quiero decir en inglés y debo buscar las palabras para decirlo en español”. Su escritura, entonces, tiene una cadencia, una música distinta, que nace de pensar en un idioma y escribir en otro.
Otro muy buen autor que leí mucho en estas últimas semanas es el peruano Diego Trelles Paz, que publicó hace un par de meses La lealtad de los caníbales, una excelente novela, que cierra la muy buena trilogía sobre la violencia política en Perú. Entre los varios aspectos destacables de la novela está, como en sus trabajos anteriores, el exquisito laburo que hace con la oralidad, con la manera de hablar de los peruanos —y en este caso también de colombianos y venezolanos—, donde lo coloquial, el lunfardo, el barrio, se acoplan a la narración con naturalidad.
En este caso me interesaba el tema de la novela (la violencia política en Perú, las heridas de la dictadura y el terrorismo, la sombra del fujimorismo, pero también el racismo y el machismo crónicos y el caos también crónico de Lima), pero me encontré además con un texto maravillosamente narrado, que no escatima para contar con el horror ni para apostar al humor y que maneja con solvencia una estructura en la que confluyen varios personajes sin que la acción ni la tensión, decaigan. Una de las mejores novelas de este año y uno de los mejores autores de la región.
El tercero no es un libro nuevo y lo leí hace más de un año, pero tiene por un lado un tema que me interesa (la delincuencia juvenil) y por otro un manejo soberbio de la oralidad. Se trata de El río, del chileno Alfredo Gómez Morel. Publicado en 1962, narra la vida del autor, que vivió desde niño en un orfanato y luego pasó por varias cárceles de menores y de adultos, para luego convertirse en mercenario, traficante de drogas y terminar de guardaespaldas de Perón. La novela (que aborda únicamente la infancia y la adolescencia del autor) tuvo tal éxito que fue llevada primero al teatro (donde Gómez Morel actuó de sí mismo) y luego al radioteatro, repitiendo el suceso. Neruda, en el prólogo de la edición francesa, publicada por Gallimard en 1974, la definió como “un clásico de la miseria”.
Escrita desde la cárcel de Valparaíso y nacida como parte de una terapia de rehabilitación, El Río destaca por la crudeza de su violencia y también por el manejo que Gómez Morel hace de la jerga delictiva del Chile de la década de los 50 y 60 del siglo pasado.
“Fue la mía una vida vulgar como tantas otras. Solo creo que sea singular el haber tenido valor para contarla”.
Es triste y bello que su último disco, ya póstumo, sea así de perfecto. No sabría cuál elegir pero le pregunté a mi cuerpo y mi cuerpo respondió. Esta canción cuenta algo terrible y sin embargo encuentra su luz en ideas elevadas: yo no sé bien cuándo dejé de sentir miedo, un día me levanté y ya no temblaba más.
IV
no lo dije en la edición anterior, pero he desarrollado el agradable hábito de escuchar podcasts. lo hago, sobre todo, cuando camino.
uno de mis favoritos desde hace años es las raras de los chilenos catalina may y martín cruz.
las raras empezó como una serie documental de relatos de personas que rompen las reglas. en 2023 sus creadores dieron un volantazo y nació te busco, la historia en primera persona de may y la búsqueda del conductor que 20 años atrás la atropelló y se dio a la fuga.
son ocho episodios de un thriller apasionante con la sensibilidad de una mujer que sabe cómo ponerle el cuerpo y la voz a una historia que calló durante dos décadas.
V
estoy totalmente fascinada (o en mi mejor versión boluda total) con picnic extraterrestre, el último streaming argentino (o al menos el último que descubrí).
dice el chino darín que si lo defino lo limito, así que sólo voy a sintetizar algunos puntos altos que devoré las últimas semanas:
las entrevistas de fabián casas (casas, siempre casas) a gente como valeria bertuccelli, martín rejtman y leila guerriero.
moria y lali mano a mano.
leo sbaraglia y su versión de el tesoro de él mató un policia motorizado.
Paula Ribó es una actriz, escritora y música barcelonesa que se presenta como Rigoberta Bandini y tiene muchos temazos, como este. Para levantar sobre el final, esta canción y una recomendación: participa en la miniserie española Las de la última fila que se puede ver en Netflix y es entrañable. (Y actúa Itsaso Arana, para los fanáticos.)
gracias por la lectura y por acompañarme, una vez más.
si alguien te reenvío este correo y querés suscribirte, podés hacerlo acá.
siempre me podés escribir a piasupervielle@gmail.com.
nos leemos en quince días.
coda
gracias a los lectores que me escribieron sus reflexiones sobre el silencio.
te comparto dos y una recomendación 🤗
nico viajó, junto a sofi, de luna de miel a japón y volvió muy asombrado por el silencio de una ciudad monstruosa como tokio.
Fue de las primeras cosas que nos dimos cuenta. Por no decir la primera. En nuestro primer día en Tokio fuimos a los jardines nacionales, en pleno Shinjuku, y notamos el silencio. La ciudad y los millones de personas alrededor, pero ahí, en el parque, silencio. Y los cuervos.
Después lo notamos en otros parques que recorrimos en los siguientes días. Siempre igual: rodeados del movimiento, los parques son silencio. A lo sumo escuchás los trenes o el metro que pasan de lejos, o bueno, los niños jugando.
Y después te pasa que tenés las zonas de quilombo máximo, con las pantallas gigantes, la música, las multitudes, los anuncios, como Shibuya o Akihabara, pero te movés dos cuadras para el costado de los puntos más picados y el silencio vuelve. Increíble.
Para ellos el silencio tiene esa cosa de bien preciado y hasta de uso social. Ir en silencio es pensar en el otro, en el colectivo.
eduardo me escribió los siguiente:
El silencio, qué gran tema y qué importante para mñi, hablando no sólo del bullicio de la calle, de la ciudad, de los restaurantes con la música muy fuerte y demás ruidos, sino del silencio como compañía, como forma de estar, casi de vivir. Yo soy muy callado generalmente, me gusta escuchar, cuando hay algo interesante para escuchar, me pone de mal humor la gente que habla porque no puede estar callada, supongo que en ciertas situaciones parezco mal educado.
héctor, siempre con recomendaciones fabulosas, me hizo notar que hay un libro que se llama historia del silencio. del renacimiento a nuestros días, lo escribió el historiador francés alain corbin y, en español, lo editó acantilado.
y para cerrar quiero contarte dos novedades que, por estos días, me tienen muy entusiasmada.
el 27 de julio oír con los ojos hará su show en vivo en la sala eduardo fabini del sodre. oír con los ojos, por si aún no lo saben, es el programa de fernando medina que va todos los sábados de 11 a 14 horas. ¿qué promete fernando? un diálogo sobre el pasado con un actor principal: rafael mandressi. también habrá tango en vivo y en la coconducción estará emanuel bremermann ♥️ que, mientras escribo, lee en el sillón de enfrente cuadernos de faros de jazmina barrera.
la querida y preciosa editorial forastera —fundada por francisco álvez francese, mateo arizcorreta y mariana gonzález— ahora tiene newsletter. se llama peregrino y te suscribís acá.
Escribes: "tampoco celular, usan móvil. dicen nada para responder a un gracias."
Es cierto, en España, a menudo, se suele decir "nada" pero se escribe -salvo en las redes sociales- un "de nada". Al menos, los no tan jóvenes.
Viví bastante tiempo en América Latina y casi prefiero "celular" que "movil". Quizás porque movil puede ser muchas cosas, incluso una casa sobre ruedas. Y "celular" parece más técnico.
Respecto a la literatura argentina y su predominio, bueno, es que es de alta calidad.
Lo que me ha sorprendido es la falta de predominio de la literatura mexicana. También está fuerte.